vivir nuevas experiencias en otros continentes, en países o en islas remotas con culturas ancestrales, gente amable y paisajes de naturaleza salvaje.
Todavía quedan rincones del mundo donde las culturas y costumbres de sus gentes aún mantienen su esencia original desde hace siglos.
Quizás el gen nómada y curioso que llevamos innato la mayoría de seres humano, sea la causa que nos mueve a viajar, a conocer y mezclarnos con distintas culturas, para vivir por un tiempo con arreglo a sus costumbres, sus principios y su sensibilidad hacia la naturaleza y hacia sus gentes. Conocer su evolución a través del tiempo, su historia, las influencias de otras culturas que dejaron influencia en sus vidas.
Esto nos lleva a “disfrutar del viaje” desde los preparativos, a través de la documentación y la lectura, que nos ayuda a comprender mejor el lugar al que nos dirigimos. Durante el viaje, empatizando con sus ritos y estilo de vida tan diferente al nuestro, y al que, a veces, resulta difícil adaptarse, aunque sea por unos días (esto forma parte del aprendizaje y disfrute de la aventura). Después del viaje, saboreando esas experiencias tan distintas que hemos vivido en lugares lejanos, con otras gentes.